LA FORMA DE CURACIÓN MÁS ANTIGUA
En el artículo anterior se hizo mención sobre los orígenes de la música, así como de los beneficios que genera la musicoterapia. Cabe destacar, que la fusión entre música y salud, es también muy antigua; desde tiempos inmemoriales, los secretos del sonido y la música surgieron con la finalidad de expresar la relación con lo sagrado y a la vez se transformaron en terapias para armonizar los estados físicos, emocionales, mentales y espirituales del individuo.
El hombre ha creído que el sonido estuvo vinculado con el comienzo del mundo. En la Biblia y otros libros sagrados, asocian el origen de la vida con los sonidos. Se habla de un sonido primordial (cuando Dios creó el mundo) que dio la vida a todo lo que existe, lo materializó, y así creó la lluvia, el trueno, la brisa, los animales y el mar entre otros. Cada uno con un sonido particular, la lluvia al caer y correr sobre la superficie de una montaña, el goteo en contacto con la fragilidad de la hoja de un árbol; el trueno con su fuerte y estruendoso resonar; la brisa con su murmullo al pasar, viento fresco y suave que acaricia el rostro; los animales, cada uno con una sonoridad única y el mar con su armonioso y ondulante sonido del oleaje.
Este maravilloso mundo de sonidos convivía con el hombre, que trataba de imitarlos y de hacerlos semejantes a si mismo y al no poder darles explicación, los idealizaba. Con ello comenzó la relación de lo humano con lo divino; lo inexplicable tenía un sentido mágico. Así, para comunicarse con su entorno trataba de aproximarse a través del canto y la danza, integrándose a él y transformando su alrededor en un éxtasis de magia y movimientos armónicos destinados a relacionarse e identificarse con su medio ambiente. Esta comunicación se transforma en un lenguaje musical con el mundo sobrenatural o invisible, que podía ser utilizado para el bien o el mal.
El mundo mágico y sobrenatural era la causa de la enfermedad, así lo pensaba el hombre primitivo, y su cura también estaba relacionada con ese mundo. Aparece entonces el Chamán, quién comienza a emplear los sonidos, los cantos y las danzas para comunicarse con ese universo invisible, extrae el mal e impone el poder del bien y obtiene la sanción del individuo. El Chamán se dirigía directamente a la fuerza maligna, o espíritu causante de la enfermedad y mediante un ritual realizado con música como mediador, la dominaba.
Esta música adornada de encantamientos, danzas y cantos con diversos ritmos, lentos y rápidos, algunos acompañados de tambor, a veces monótonos, de melodías suaves y a veces fuertes, hacían del Chaman un ente mediador entre lo humano y lo divino, con lo cual su canto le otorgaba el poder de mediar con el mundo de los espíritus, lo que le hacía poseer gran sabiduría y aumentar cada vez más sus conocimientos mágicos. El Chamán era un ser que vivía aislado y no se reunía con sus semejantes, solo estaba rodeado de sus implementos mágicos, tales como pócimas, hierbas e instrumentos generadores de sonidos curativos.
Cuando realizaba su ritual de sanación no se relacionaba con el paciente, pero este depositaba toda su confianza en él y en sus poderes mágicos y curativos; la danza y la diversidad de armonías que se lograban con los instrumentos que poseía el Chamán, determinaban la eficacia de su poder sanador. También se les concedían poderes mágicos a los instrumentos utilizados, ya fueran hechos de madera, semillas, piedra o hueso; así surgieron tambores, maracas y matracas, que junto al atuendo del Chamán formaban todo un ambiente enigmático y misterioso. Es por esto que la aplicación terapéutica de la música se considera la forma de curación más antigua.
Cuando el ser humano se da cuenta que nuestra naturaleza es sonora y rítmica y que todo sonido nos afecta, descubre que una música adecuada puede devolvernos a nuestra verdadera esencia en donde prevalece la salud. Lo expuesto anteriormente, solo forma parte de los comienzos de la terapia musical que hoy podemos aplicar en la prevención y curación de la salud, gracias a aquellos seres llenos de intuición, magia e inspiración. Así pues, considero importante profundizar en lo relacionado a los principios de la música y su aplicación terapéutica a través del tiempo.
En el artículo anterior se hizo mención sobre los orígenes de la música, así como de los beneficios que genera la musicoterapia. Cabe destacar, que la fusión entre música y salud, es también muy antigua; desde tiempos inmemoriales, los secretos del sonido y la música surgieron con la finalidad de expresar la relación con lo sagrado y a la vez se transformaron en terapias para armonizar los estados físicos, emocionales, mentales y espirituales del individuo.
El hombre ha creído que el sonido estuvo vinculado con el comienzo del mundo. En la Biblia y otros libros sagrados, asocian el origen de la vida con los sonidos. Se habla de un sonido primordial (cuando Dios creó el mundo) que dio la vida a todo lo que existe, lo materializó, y así creó la lluvia, el trueno, la brisa, los animales y el mar entre otros. Cada uno con un sonido particular, la lluvia al caer y correr sobre la superficie de una montaña, el goteo en contacto con la fragilidad de la hoja de un árbol; el trueno con su fuerte y estruendoso resonar; la brisa con su murmullo al pasar, viento fresco y suave que acaricia el rostro; los animales, cada uno con una sonoridad única y el mar con su armonioso y ondulante sonido del oleaje.
Este maravilloso mundo de sonidos convivía con el hombre, que trataba de imitarlos y de hacerlos semejantes a si mismo y al no poder darles explicación, los idealizaba. Con ello comenzó la relación de lo humano con lo divino; lo inexplicable tenía un sentido mágico. Así, para comunicarse con su entorno trataba de aproximarse a través del canto y la danza, integrándose a él y transformando su alrededor en un éxtasis de magia y movimientos armónicos destinados a relacionarse e identificarse con su medio ambiente. Esta comunicación se transforma en un lenguaje musical con el mundo sobrenatural o invisible, que podía ser utilizado para el bien o el mal.
El mundo mágico y sobrenatural era la causa de la enfermedad, así lo pensaba el hombre primitivo, y su cura también estaba relacionada con ese mundo. Aparece entonces el Chamán, quién comienza a emplear los sonidos, los cantos y las danzas para comunicarse con ese universo invisible, extrae el mal e impone el poder del bien y obtiene la sanción del individuo. El Chamán se dirigía directamente a la fuerza maligna, o espíritu causante de la enfermedad y mediante un ritual realizado con música como mediador, la dominaba.
Esta música adornada de encantamientos, danzas y cantos con diversos ritmos, lentos y rápidos, algunos acompañados de tambor, a veces monótonos, de melodías suaves y a veces fuertes, hacían del Chaman un ente mediador entre lo humano y lo divino, con lo cual su canto le otorgaba el poder de mediar con el mundo de los espíritus, lo que le hacía poseer gran sabiduría y aumentar cada vez más sus conocimientos mágicos. El Chamán era un ser que vivía aislado y no se reunía con sus semejantes, solo estaba rodeado de sus implementos mágicos, tales como pócimas, hierbas e instrumentos generadores de sonidos curativos.
Cuando realizaba su ritual de sanación no se relacionaba con el paciente, pero este depositaba toda su confianza en él y en sus poderes mágicos y curativos; la danza y la diversidad de armonías que se lograban con los instrumentos que poseía el Chamán, determinaban la eficacia de su poder sanador. También se les concedían poderes mágicos a los instrumentos utilizados, ya fueran hechos de madera, semillas, piedra o hueso; así surgieron tambores, maracas y matracas, que junto al atuendo del Chamán formaban todo un ambiente enigmático y misterioso. Es por esto que la aplicación terapéutica de la música se considera la forma de curación más antigua.
Cuando el ser humano se da cuenta que nuestra naturaleza es sonora y rítmica y que todo sonido nos afecta, descubre que una música adecuada puede devolvernos a nuestra verdadera esencia en donde prevalece la salud. Lo expuesto anteriormente, solo forma parte de los comienzos de la terapia musical que hoy podemos aplicar en la prevención y curación de la salud, gracias a aquellos seres llenos de intuición, magia e inspiración. Así pues, considero importante profundizar en lo relacionado a los principios de la música y su aplicación terapéutica a través del tiempo.
Escrito por la Profesora de Musica Yulibeth Goncalvez .Postgrado en Musicoterapia y concertista de Piano.
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