jueves, julio 24, 2008

SALUD MENTAL.

La salud mental es un asunto cotidiano que puede afectar a la familia, la escuela, el lugar de trabajo o las actividades de ocio. Mientras que la buena salud mental contribuye al capital social, humano y económico de la sociedad, el estado contrario puede reducir drásticamente la calidad de vida de las personas afectadas y sus familias. No se trata de un reto que se limite exclusivamente al sector de la asistencia sanitaria. La salud mental se encuentra entre las tres primeras causas de ausencia laboral y es uno de los motivos principales de jubilación anticipada o de disfrute de una pensión de invalidez. Además, representa un coste importante para la sociedad que repercute en la economía, la educación, la asistencia social y los sistemas judicial y penitenciario. Los trastornos mentales más habituales en la UE son la ansiedad y la depresión, si bien existen importantes desigualdades entre los Estados miembros y dentro de los mismos. Además, las iniciativas en este ámbito suelen presentar un panorama fragmentado.
Por estas razones, la protección y la promoción de la salud mental ocupan un lugar importante en el programa de actividades de la Unión Europea, que estudia en la actualidad una estrategia al respecto. En el Libro Verde «Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de salud mental», publicado en octubre de 2005, se afirma que esta estrategia podría aportar un valor añadido mediante la creación de un marco de intercambio y cooperación entre los Estados miembros, las partes interesadas de los sectores afectados y la comunidad investigadora. Además, podría incrementar la coherencia y actuar como interfaz entre la actuación política y la investigación. Entre los principales objetivos de la estrategia de la UE en materia de salud mental figuran las actuaciones preventivas, la asistencia y el tratamiento, la lucha contra la estigmatización y la discriminación de las personas que padecen trastornos mentales y la mejora de la información y los conocimientos. A título de ejemplo, cabe mencionar algunas de las actuaciones que se consideran cruciales, como son la mejora de las habilidades parentales, el fomento de una cultura participativa en el lugar de trabajo, las redes de apoyo social y la defensa de la inclusión social, los derechos humanos y la dignidad de las personas.

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