viernes, abril 17, 2009

LAS MASCARAS

UN RIESGO CALCULADO

PEDRO PALAO PONS


Pero la máscara tiene poder. Su forma externa ciertamente comunica una intención y una forma energética, pero no está aislada del mundo, por eso quien cuelga una máscara ya sea en la casa o en el templo, o quien osa a ponérsela está asumiendo una parte que no le corresponde y debe ser prudente. Según la leyenda el ser enmascarado deja de ser él mismo para adoptar otra personalidad, es poseído en cuerpo, alma y espíritu, de ahí que simbólicamente sólo quien se ha purificado, quien ha limpiado su energía puede acceder a usar la máscara.

En algunos pueblos africanos por ejemplo, el brujo se somete a un ayuno de entre 24 y 48 horas antes de cubrir su rostro con la máscara, ya que sabe que su cuerpo debe estar limpio para recibir al otro ser, pese a todo hay un riesgo: si su purificación o preparación no ha sido la correcta puede ser poseído de forma negativa y posteriormente rechazado por la entidad que lo castigará con enfermedades y hasta con la muerte.

Todos los expertos que trabajan con las gemas o las piedras, confirman que sólo la ausencia de respeto y de humildad son los causantes del mal o nulo funcionamiento de los seres del reino mineral. Se trata de respetar, no de venerar. "La clave está, en dejarse llevar por los seres que saben más que los humanos, por quienes ya estaban cuando llegamos y permanecerán cuando desaparezcamos", afirma J.l.Nuag.

Las máscaras hoy son objetos ornamentales, al menos en occidente. Pero antes de colocar una de ellas en nuestra casa, despacho o lugar de meditación, debemos esforzarnos por conocer su significado. Tenemos que entender qué tipo de sensaciones y energía puede transmitirnos, ya que al margen de ser un pedazo de barro o madera, tienen un rostro, con él hay una energía y ello no deja de ser una representación del alma.

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