DAVID WHYTE
Obsesionado...
Es una palabra que denota un paralelo no resuelto, una
presencia que no es del todo una presencia; Una visita por lo aún indecible,
también es emblemática del anhelo de encarnación, de un insoportable sustrato
de querer, de no encontrar un hogar en este mundo o en el próximo, algo o
alguien que recorre los pasillos de nuestra casa o nuestra mente en busca de la
única cosa que ayudará a descansar a sí mismo.
Lo que nos persigue a cada uno de nosotros es también
algo que intenta volver a la vida. Tenemos hambre pero no sabemos cómo
alimentarlo o tenemos miedo de alimentarlo. Si nos sentimos constantemente
obsesionados con el tiempo, nos convertimos en fantasmas y vagamos con la
intención sin conocer el objeto de nuestra intención. Mirando en el espejo,
nuestra cara comienza a tomar el aspecto de fantasma de nuestra vida. Caminamos
no muy existentes en el mundo que visitamos. Queremos ir a casa pero no podemos
encontrarlo. El exorcismo de un espíritu no deseado es consistente en todo el
mundo: una invitación a regresar a casa; para ello y para que encontremos el
camino de regreso, dejemos de inquietarnos y dejemos de molestar a los demás o
paseando por sus casas de noche.
Dejamos de ser perseguidos cuando dejamos de tener
miedo: de nuestro pasado; de nuestro posible futuro, de aquellos a quienes
hicimos daño o de los que no ayudamos y cuando nos detenemos y giramos hacia
ellos nuevamente. Nos perdonamos cambiando el patrón. El miedo puede ser la
medida de nuestra ausencia...
Dejamos de ser perseguidos cuando dejamos de tener
miedo: de nuestro pasado, nuestro posible futuro, de aquellos a quienes hemos
perjudicado o de aquellos a quienes no ayudamos. Nos perdonamos cambiando el
patrón. Nuestro miedo es la medida de nuestra ausencia. Dejamos de tener miedo
cuando entregamos lo que nunca fue nuestro en primer lugar y comenzamos a estar
presentes en nuestras vidas tal como las encontramos, incluso en medio de lo
desconocido, incluso cuando no conocemos el camino. Cuando hacemos un amigo de lo
desconocido, lo que anteriormente nos perseguía se convierte en un aliado
invisible y paralelo a nuestro futuro.
Nosotros desterramos lo desalineado cuando nos
alineamos con lo que estamos llamados a ser, nos hacemos visibles y reales
cuando damos nuestro regalo y dejamos de esperar a que el regalo nos sea dado.
Nos despertamos de nuevo en nuestras vidas, como si por primera vez,
descansáramos en lo que antes no teníamos hogar, comenzamos a hablar,
comenzamos a hacer realidad y comenzamos a vivir, esos elementos se unen en
nuestro interior durante tanto tiempo para pasar de lo invisible a lo
visible....