CREACIÓN. El vehículo de un cambio de actitud frente a la enfermedad como el que ha experimentado esta mujer puede ser la pintura, la escultura, la música, la danza, la escritura o el teatro (dramaterapia). Eso sí, no se trata de contemplar los trabajos artísticos de otros, sino de crear. Todos los especialistas señalan que lo importante es el proceso creativo y no que el resultado sea hermoso. También aseguran que muchas personas se resisten al principio porque piensan que no están dotadas para las artes, pero no es necesario tener ningún conocimiento previo ni aptitud particular.
Durante la gestación de las obras, los individuos entran en contacto con partes de sí mismos, con emociones que no se pueden explorar con la palabra. En el curso de este viaje toman conciencia de su situación y encuentran respuestas a su forma de enfrentarse a lo que les está ocurriendo.
Esta técnica, en sus diferentes modalidades, se emplea en EEUU y en el Reino Unido desde hace más de 50 años. Según Christine Lapoujade, Presidenta de la Asociación Europea de Arte Terapia (ECArte), el auténtico impulso se ha producido en los últimos cinco años: «Existen ya más de 30 universidades en toda Europa que proporcionan formación en esta disciplina y cada vez son más los países que se suman». Sin embargo, «sólo está reconocida como profesión en el Reino Unido», agregó a SALUD la presidenta de ECArte. En este país, el arteterapia, en todas sus formas, está integrado en el sistema general de salud como un servicio más a los pacientes y también en las escuelas para el apoyo emocional y psicológico de los niños.
Para definir el arteterapia habría que decir que es un auténtico crisol de disciplinas. En ella se unen, además de las bellas artes, la pedagogía, la sociología, la psiquiatría y el psicoanálisis. Carles Ramos, director del centro de formación en arteterapia Metáfora y coordinador del máster que se imparte en la Universidad de Barcelona sobre esta disciplina, la describe como «una forma de psicoterapia». Pero a diferencia del modo clásico, las sesiones no consisten en conversaciones sino que se podrían calificar más bien de juegos creativos de exploración. Sus posibles aplicaciones llegan a cualquier lugar donde un individuo necesite encontrar un modo de expresar o explorar sus emociones. Inicialmente, su uso se circunscribía a los trastornos psicológicos puesto que su gestación se produjo al abrigo de las teorías psicoanalíticas, pero con el tiempo se ha ido incorporando al manejo de otras patologías. «Tenemos casos de Parkinson muy avanzado en los que los pacientes han comenzado a dibujar. No son capaces, debido a los temblores, de hacer otras actividades, pero han logrado pintar», explica Ramos.
Existen múltiples trabajos a pequeña escala publicados en revistas especializadas, fundamentalmente anglosajonas, valorando los efectos del arteterapia. Sin embargo, el hecho de que no sea aún una profesión reconocida tiene como consecuencia que no existan grandes estudios concluyentes. De hecho, entre los objetivos de la responsable del Servicio de Medicina Integral del Memorial, uno de los centros líderes del mundo en el tratamiento del cáncer, está emplear las herramientas de la investigación científica para demostrar la aportación de todas las denominadas medicinas complementarias, entre ellas el arteterapia.
Durante la gestación de las obras, los individuos entran en contacto con partes de sí mismos, con emociones que no se pueden explorar con la palabra. En el curso de este viaje toman conciencia de su situación y encuentran respuestas a su forma de enfrentarse a lo que les está ocurriendo.
Esta técnica, en sus diferentes modalidades, se emplea en EEUU y en el Reino Unido desde hace más de 50 años. Según Christine Lapoujade, Presidenta de la Asociación Europea de Arte Terapia (ECArte), el auténtico impulso se ha producido en los últimos cinco años: «Existen ya más de 30 universidades en toda Europa que proporcionan formación en esta disciplina y cada vez son más los países que se suman». Sin embargo, «sólo está reconocida como profesión en el Reino Unido», agregó a SALUD la presidenta de ECArte. En este país, el arteterapia, en todas sus formas, está integrado en el sistema general de salud como un servicio más a los pacientes y también en las escuelas para el apoyo emocional y psicológico de los niños.
Para definir el arteterapia habría que decir que es un auténtico crisol de disciplinas. En ella se unen, además de las bellas artes, la pedagogía, la sociología, la psiquiatría y el psicoanálisis. Carles Ramos, director del centro de formación en arteterapia Metáfora y coordinador del máster que se imparte en la Universidad de Barcelona sobre esta disciplina, la describe como «una forma de psicoterapia». Pero a diferencia del modo clásico, las sesiones no consisten en conversaciones sino que se podrían calificar más bien de juegos creativos de exploración. Sus posibles aplicaciones llegan a cualquier lugar donde un individuo necesite encontrar un modo de expresar o explorar sus emociones. Inicialmente, su uso se circunscribía a los trastornos psicológicos puesto que su gestación se produjo al abrigo de las teorías psicoanalíticas, pero con el tiempo se ha ido incorporando al manejo de otras patologías. «Tenemos casos de Parkinson muy avanzado en los que los pacientes han comenzado a dibujar. No son capaces, debido a los temblores, de hacer otras actividades, pero han logrado pintar», explica Ramos.
Existen múltiples trabajos a pequeña escala publicados en revistas especializadas, fundamentalmente anglosajonas, valorando los efectos del arteterapia. Sin embargo, el hecho de que no sea aún una profesión reconocida tiene como consecuencia que no existan grandes estudios concluyentes. De hecho, entre los objetivos de la responsable del Servicio de Medicina Integral del Memorial, uno de los centros líderes del mundo en el tratamiento del cáncer, está emplear las herramientas de la investigación científica para demostrar la aportación de todas las denominadas medicinas complementarias, entre ellas el arteterapia.
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