CYRULNIK, Boris.
(Burdeos, 1937)
De familia Judía. No es por azar que Boris Cyrulnik haya sido la primera persona en Francia en interesarse por el fenómeno de la resiliencia. Con tan solo seis años de edad consigue escapar de un campo de concentración, de donde el resto de miembros de su familia, rusos judíos emigrantes, jamás regresaron. Empieza entonces para el joven huérfano una etapa errante por centros y familias de acogida. A los ocho años la Asistencia pública francesa le instala en una granja y a punto está de hacer de él un niño granjero analfabeto; pero se convierte, sin embargo, en un médico empeñado en entender sus propias ganas de vivir. El era un niño, y hoy es uno de los principales expertos en resiliencia del mundo y se lo llama “psiquiatra de la esperanza” entre los franceses.
Es un resiliente, su infancia destruida por la guerra y la deportación de sus padres no le impidieron el convertirse en un hombre de provecho. Es un hombre que habla de sus heridas “en tercera persona”, pues al escribir sobre los niños, a logrado transformar sus debilidades en ventajas, donde en ves de alejarlo de los hombres, por el drama que vivió, le ayudo a entender que es lo humano.
Es neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y además etólogo. Anima a un grupo de investigación etología clínica en el hospital de TOULON – LA - SEYNE. Es Profesor de la Universidad de Var en Francia
CYRULNIK, viene defendiendo la resiliencia, es decir, que la persona por más mala que sea su situación física y social, con la debida ayuda y potenciación de lo positivo resista, se enfrente a su muy negativa situación y pueda no solo salir adelante gracias a su esfuerzo y trabajo permanente, al esfuerzo de tratar de dar lo mejor de sí mismo individual y humanamente, sino incluso alcanzar importantes investigaciones en etología clínica del hospital de Toulon, sus trabajos han permitido desarrollar el concepto psicológico de la resiliencia.
Desde 1998 es también presidente del Centre nacional de Creation et de difusión culturelles de Chateauvallon y miembro directivo de la oficina en Francia coordinadora del programa Decenio de Naciones Unidas.
Este especialista, viajero y curioso inagotable no vacila tampoco en cuestionar ciertas dogmas del psicoanálisis contrariamente a Freud que hacía de la culpabilidad el fundamento de la neurosis y del mal estar de la cultura, Cyrulink piensa que existe una “culpabilidad buena”, la que “invita a evitar hacer daño por que uno se pone en el lugar de otro, y que tal ves sea el fundamento de la moral”.
Ha sido invitado a Chile a dictar una conferencia por su existo de ventas en Europa, y portada de revistas, como “Lee Nouvel Observateur” y “L`express” a dedicado su vida a estudiar el trauma y el logro de la felicidad en la sociedad actual, por ello a desarrollado un trabajo multidisciplinario.
Vive actualmente en la Seyne Sur Meer al Sur de Francia, divide su apretada agenda entre escribir y visitar universidad y centros de estudio que reclaman su presencia y sus investigaciones sobre resiliencia, esa capacidad de sobreponerse a los traumatismos psicológicos y las heridas más emocionales, como el duelo, violación, tortura, deportación, tanto a las violaciones psíquicas y morales a las cuales están expuestos millones de seres humanos en el mundo de hoy.
A él no le importa mezclar disciplinas, como la etología, el psicoanálisis y la neuropsiquiatría, para estudiar los caminos para ayudar a remontar a otros los golpes y adversidades de la existencia, puesto que se resiste a optar entre el cuerpo y el espíritu, la palabra o la molécula, el hombre y el animal.
Obras escritas:
“Los alimentos afectivos”
“Una maravillosa desgracia” (donde habla de las victimas del nazismo)
“Los patitos feos”
"El encantamiento del mundo"
" El murmullo de los fantasmas"
Entre otras.
(Burdeos, 1937)
De familia Judía. No es por azar que Boris Cyrulnik haya sido la primera persona en Francia en interesarse por el fenómeno de la resiliencia. Con tan solo seis años de edad consigue escapar de un campo de concentración, de donde el resto de miembros de su familia, rusos judíos emigrantes, jamás regresaron. Empieza entonces para el joven huérfano una etapa errante por centros y familias de acogida. A los ocho años la Asistencia pública francesa le instala en una granja y a punto está de hacer de él un niño granjero analfabeto; pero se convierte, sin embargo, en un médico empeñado en entender sus propias ganas de vivir. El era un niño, y hoy es uno de los principales expertos en resiliencia del mundo y se lo llama “psiquiatra de la esperanza” entre los franceses.
Es un resiliente, su infancia destruida por la guerra y la deportación de sus padres no le impidieron el convertirse en un hombre de provecho. Es un hombre que habla de sus heridas “en tercera persona”, pues al escribir sobre los niños, a logrado transformar sus debilidades en ventajas, donde en ves de alejarlo de los hombres, por el drama que vivió, le ayudo a entender que es lo humano.
Es neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y además etólogo. Anima a un grupo de investigación etología clínica en el hospital de TOULON – LA - SEYNE. Es Profesor de la Universidad de Var en Francia
CYRULNIK, viene defendiendo la resiliencia, es decir, que la persona por más mala que sea su situación física y social, con la debida ayuda y potenciación de lo positivo resista, se enfrente a su muy negativa situación y pueda no solo salir adelante gracias a su esfuerzo y trabajo permanente, al esfuerzo de tratar de dar lo mejor de sí mismo individual y humanamente, sino incluso alcanzar importantes investigaciones en etología clínica del hospital de Toulon, sus trabajos han permitido desarrollar el concepto psicológico de la resiliencia.
Desde 1998 es también presidente del Centre nacional de Creation et de difusión culturelles de Chateauvallon y miembro directivo de la oficina en Francia coordinadora del programa Decenio de Naciones Unidas.
Este especialista, viajero y curioso inagotable no vacila tampoco en cuestionar ciertas dogmas del psicoanálisis contrariamente a Freud que hacía de la culpabilidad el fundamento de la neurosis y del mal estar de la cultura, Cyrulink piensa que existe una “culpabilidad buena”, la que “invita a evitar hacer daño por que uno se pone en el lugar de otro, y que tal ves sea el fundamento de la moral”.
Ha sido invitado a Chile a dictar una conferencia por su existo de ventas en Europa, y portada de revistas, como “Lee Nouvel Observateur” y “L`express” a dedicado su vida a estudiar el trauma y el logro de la felicidad en la sociedad actual, por ello a desarrollado un trabajo multidisciplinario.
Vive actualmente en la Seyne Sur Meer al Sur de Francia, divide su apretada agenda entre escribir y visitar universidad y centros de estudio que reclaman su presencia y sus investigaciones sobre resiliencia, esa capacidad de sobreponerse a los traumatismos psicológicos y las heridas más emocionales, como el duelo, violación, tortura, deportación, tanto a las violaciones psíquicas y morales a las cuales están expuestos millones de seres humanos en el mundo de hoy.
A él no le importa mezclar disciplinas, como la etología, el psicoanálisis y la neuropsiquiatría, para estudiar los caminos para ayudar a remontar a otros los golpes y adversidades de la existencia, puesto que se resiste a optar entre el cuerpo y el espíritu, la palabra o la molécula, el hombre y el animal.
Obras escritas:
“Los alimentos afectivos”
“Una maravillosa desgracia” (donde habla de las victimas del nazismo)
“Los patitos feos”
"El encantamiento del mundo"
" El murmullo de los fantasmas"
Entre otras.
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