¿Qué sentido tiene contar cuentos en nuestra sociedad actual?
Según dice Alejandro Jodorowsky, nuestra sociedad está basada en cuentos. Otra cosa distinta es si creemos en ellos o no…
El uso de metáforas, historias y cuentos para explicar de forma indirecta enseñanzas a los niños es una práctica universal y tiene su origen en tiempos remotos. Por ejemplo, en la Biblia Jesús utiliza parábolas para dar a conocer su mensaje a sus seguidores. Las religiones orientales también están llenas de historias metafóricas.
¿Cuál es la utilidad de los cuentos?
El cuento es un instrumento que correctamente utilizado permite burlar las defensas del inconsciente. Como si se tratara de un pequeño “acto psicomágico”, el cuento lleva información encubierta al inconsciente. Es como el caballo de Troya…
¿Por qué nos sentimos a gusto al leer un cuento?
Como dice Alejandro Jodorowsky, la lectura de un cuento nos produce una especie de saciedad. El cuento es una mitad, la otra mitad, la interpretación, está en nuestra alma, al unirse esas dos partes experimentamos felicidad y satisfacción.
¿En qué consiste la magia de la metáfora en un cuento?
Según Nick Owen, esta magia consiste en escuchar el eco de nuestro propio interior resonando en el argumento de una historia aparentemente ajena y lejana.
¿Qué más ventajas tiene utilizar el empleo metáforas en los cuentos?
La metáfora estimula el hemisferio derecho del cerebro suscitando la visualización de las situaciones y facilitando la evocación de imágenes, facilitando la resolución de problemas de manera indirecta.
¿Hay distintos niveles dentro de cada cuento?
Todo cuento permite leerlo a muchos niveles, según el nivel de consciencia del lector, desde el más básico y lúdico hasta el más elevado.
El cuento nunca es algo real
Es una ficción inspirada en la realidad. Donde se exagera la situación para permitirnos observar cómo estamos condicionados por nuestra familia, nuestra educación, por la sociedad y la cultura que nos rodea
Un ejemplo de cuento que muestre esa forma convencional de pensar
Nasrudín, el tonto de los cuentos sufís, está a bordo de un avión cuatrimotor volando entre dos ciudades lejanas. Llega un momento en el que falla uno de los motores, y el capitán dice: “No se preocupen, llegaremos a nuestro destino con un retraso de media hora”. Cuando falla el segundo motor, el capitán tranquiliza a todos los pasajeros y comunica que llegarán con dos horas de retraso. Más tarde falla el tercer motor, y por los altavoces se anuncia que el avión tendrá dificultades y llegará con varias horas de retraso a su destino…
Nasrudín, que en esta historia representa la manera convencional de pensar, dice: “¡Recemos para que no falle el cuarto motor!, porque si falla, ¡estaremos aquí arriba todo el día!
¿Hay algún personaje conocido que use los cuentos como herramienta de trabajo?
Por ejemplo Milton Ericsson. Primero captaba la atención del paciente por medio de la sorpresa, del impacto, recurriendo a cuentos didácticos. Todas sus historias tenían una estructura y un argumento, a menudo con final feliz.
¿Qué tipo de cuentos usaba?
Utilizaba los cuentos de hadas, las parábolas bíblicas, las leyendas y los mitos populares para transmitir valores morales, éticos y culturales. Decía que en el estado de ensoñación que definía como “trance” los pacientes comprendían de manera intuitiva el significado de sueños, símbolos y otras manifestaciones inconscientes.
A partir de Erickson se desarrolló la PNL (Programación Neurolingüística) que utiliza como herramientas terapéuticas los cuentos, los mitos y las leyendas, por considerar que nos conectan con nuestros propios recursos, talentos y capacidades internas.
¿Importa la forma en la que leemos un cuento?
Si sólo buscas entretenimiento, lee un cuento una sola vez y pasa al siguiente…
¿Y si lo leo dos veces?
Entonces servirá para que puedas reflexionar sobre él y aplicarlo a tu propia vida.
¿Qué sucede si lo vuelvo a leer, después de haber reflexionado sobre él?
En ese caso estarás dejando que el cuento te revele su profundo significado interno. Un significado que va mucho más allá de las palabras y las reflexiones. Esto lleva progresivamente a adquirir una especie de sensibilidad para lo místico.
¿Qué podemos decir sobre los cuentos cortos?
Dice Alejandro Jodorowsky que los cuentos cortos son las semillas de voluminosas novelas. Cuando están logrados son como disparos de revolver que nos sumergen en el presente.
No imagino a un científico recomendando cuentos. El cuento no tiene la seriedad necesaria
Una madre preguntó a Einstein: ¿Qué debo de leerle a mi hijo para que mejore sus facultades matemáticas y sea un hombre de ciencia?
-Cuentos, respondió el científico… Muy bien, dijo la madre. Pero, ¿Qué más? Más cuentos, replicó Einstein. ¿Y después de eso?, insistió la madre. Aún más cuentos…
Veamos ejemplos. Empecemos por un cuento sanador:
Una monja es rechazada cuando solicita ser acogida en diferentes casas para poder pasar la noche, finalmente tiene que dormir en el bosque, esa noche los cerezos florecen y al despertarse, se maravilla de estar ahí y no en otro lugar.
Este cuento nos muestra que todo rechazo es una oportunidad. El fracaso es una oportunidad de cambio de camino.
Un cuento iniciático:
En un chalet muy lujoso con una gran piscina se está celebrando una fiesta. El dueño que es multimillonario, dice que compartirá su fortuna con el valiente que se atreva a cruzar su piscina que está llena de cocodrilos hambrientos.
De repente se ve a un chico dentro del agua nadando a toda velocidad, cuando sale por el otro extremo de la piscina el dueño acude a felicitarlo, diciendo que por fin acababa de conocer a una persona realmente valiente.
El joven le respondió: “¡Que valiente, ni que valiente…alguien me empujó”!
No capto su mensaje, si es que lo tiene
Dice Alejandro Jodorowsky que la piscina con sus cocodrilos son nuestros “demonios interiores”, contra los que tenemos que luchar para tratar de conocernos. Que ese pequeño empujón que te lanza al interior de la piscina te lo da “un maestro”. Pero la energía para luchar y salir (aprender) la pones tú. Sin ella no serviría de nada el pequeño empujón que nos han dado. La recompensa de atravesar la piscina es conocerse mejor, un aumento de nuestra “consciencia” rompiendo algunos límites que establecíamos como fijos e inamovibles.