"El cíclope, además de una figura de lo monstruoso, vive en la dificultad de mirar fuera de su objetivo, que es el del poder total. No mira a los lados. Avanza y destruye. Emplaza.Aplasta".
La obra es una recopilación de los artículos publicados por Rivera en las páginas de opinión de este diario, así como de ensayos difundidos por Papel Literario. Los textos, de diversa extensión, tienen en común el análisis, con base en abundantes datos, de los sistemas totalitarios, las grandes matanzas, el fanatismo, la crueldad extrema; y su correlato, el testimonio de las víctimas.
Como escritor, Nelson Rivera se caracteriza por la potente eficiencia de sus comienzos, que siempre sorprenden al lector, avivan su curiosidad y lo retienen hasta que el segundo párrafo termina de amarrarlo.
Y como argumentador de ideas se distingue por comprometer sus propias perspectivas y emociones con los eventos expuestos. Ambas virtudes, raras en solitario y completamente excepcionales en pareja, se agradecen por su solvencia expositiva y la autenticidad que revelan.
Lector compulsivo desde la adolescencia, Rivera debe su formación a los libros que ha trasegado, puesto que no completó ninguna de las dos carreras que inició en la UCAB (Ciencias Sociales y Letras), no porque no cumpliera con las lecturas asignadas, sino porque se aburría en las pocas clases a las que asistió.
En la actualidad se desempeña como asesor de comunicaciones; y es director del Papel Literario de El Nacional desde 1995, una gestión caracterizada por el espacio que ha abierto a escritores jóvenes. "Dar a conocer al grupo de poetas que han hecho posible la revista El Salmón", explica, "y abrir los espacios de Papel Literario a creadores que apenas rebasan los 20 años de edad, lo considero mi responsabilidad.
He decidido asumir el riesgo de publicar textos muy buenos y textos que todavía titubean. Hay una energía en estado de aparición, que debe ser promovida, expuesta. Si Papel Literario fuese sólo el espacio de los consagrados perdería su razón de ser". ¿Cómo se inició en el estudio de la bibliografía acerca de las horas más oscuras de la humanidad? --Proviene de distintos estímulos, incluyendo la vergüenza que me produce recordar que siendo un adolescente sentía verdadera fascinación por la prosa virulenta y envenenada de Lenin. Soy alguien que repele lo autoritario. Me conmueve la indefensión, pero también la crueldad a la que podemos acceder los seres humanos. No advertí cuán profundamente marcado había quedado con las lecturas de dos rusos: Dostoievsky y Solzhenitsyn. Fue ocurriendo, poco a poco. Leí a Primo Levi, más adelante a Jorge Semprún, y así, hasta que un día leí un ensayo crítico sobre las tesis de Daniel Goldhagen, que hablan de la posible complicidad del pueblo alemán con el genocidio del pueblo judío.
Eso fue un detonante. Fue en 2004, y desde entonces no he parado de leer sobre los genocidios, las guerras, decenas de libros sobre Auschwitz, Armenia, Camboya, Ruanda, Bosnia y más. Me interesa mucho todo ese vasto universo que ha sido llamado el pensamiento posterior a Auschwitz. Es allí, y no en otra parte, donde pueden encontrarse las referencias ineludibles para pensar, no sólo la situación venezolana, sino el estado del mundo. Está por discutirse si las herramientas para pensar a Chávez están en el estudio del siglo XIX venezolano, que propaga la idea de que nuestro cíclope es una reedición mediática de la figura del caudillo, o si es posible eludir los aportes de pensadores como Arendt, Adorno, Benjamín, Levinas o Brecht.
--¿Cómo es que un libro sobre totalitarismo y, en fin, distorsiones históricas, escrito por un venezolano, no se detiene en la última década del país? (Los únicos textos que abordan la cuestión venezolana son el ensayo titulado El libro de la asfixia, que alude a la categoría de enemigo interior que el Gobierno asigna a la oposición, y Falke, novela de Federico Vegas).
--Incluí una nota sobre Falke en El cíclope totalitario, porque allí hay páginas deslumbrantes sobre la absoluta debilidad del hombre ante el poder autoritario. Cuando leí la novela de Federico Vegas, lloré. Cerré sus páginas y lloré, a tal punto aquella tragedia me devolvía al sufrimiento de aquí y ahora.
Y es una sensación, la de estar siempre próximo a llorar por mi país, que todavía no logro dominar. Es algo que quisiera hacer, pero todavía necesito hacerme de una distancia que me restituya el sosiego necesario para pensar en una realidad que me resulta tan dolorosa.
--Al final de tantas lecturas sobre guerras, genocidios, persecuciones, el Holocausto, ¿se siente más cínico o más idealista? --No me siento, sino que me ha hecho una persona más silenciosa. Cada día hablo menos y escucho más. Estos son tiempos en los que hasta la ironía ha perdido su facultad reveladora. Estas lecturas han influido en mi visión de la vida: ahora me interesan las muchas dimensiones que tiene lo sagrado en la vida cotidiana.Esto es algo que saben los poetas cuyas contribuciones hicieron posible los libros sagrados.
Cuando era un adolescente me permití la estupidez de repetir: Dios no existe. Tras la experiencia de leer algunos testimonios de sobrevivientes, creo que la pregunta que me hago es la de la Teodicea: ¿dónde estaba Dios en las horas sin tiempo de Auschwitz? --¿Cree que en presencia de elecciones no hay totalitarismo? --Hitler organizó y ganó decenas de procesos electorales en pocos años. Fue un campeón de las urnas. El último referéndum de Sadam Hussein lo ganó con 99% de aprobación. Cuando las tropas estadounidenses entraron en Bagdad, la inmensa mayoría de ese 99% salió a las calles a celebrar su llegada. La lectura de los pensadores posteriores a Auschwitz sugiere que la voluntad de lo totalitario puede actuar con los más diversos mecanismos. Lo totalitario es la maquinaria que se pone en pos de la destrucción de las voluntades de los individuos y de la sociedad. Una tarea de los intelectuales de nuestro tiempo es mostrar que los mecanismos democráticos no están en las antípodas de los objetivos de lo totalitario.
MILAGROS SOCORRO
msocorro@el-nacional.com
msocorro@el-nacional.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario