"El árbol brota, sus
ramas se engrosan, maduran, florecen. El relámpago deja en él sus cicatrices,
el trueno, la enfermedad, los sucesos humanos y la mano de Dios lo azotan.
Ennegrecido, crece de nuevo hacia la luz, elevándose a más altura hacia el
cielo mientras se arraiga profunda, firmemente. Un cuadrado de tierra mohosa,
cincelado sobre el asfalto del aparcamiento al borde de la acera, era todo lo
que quedaba. Todavía se distinguían algunas raíces serpenteantes, levemente
sepultadas bajo el polvo y la tierra, y allí se veía claramente el arco de mi
árbol, el arco de mi vida. La vida de mi gran árbol no podía ser aniquilada ni
borrada por un edicto del condado ni por un hacha. Su historia, su magia, eran
demasiado antiguas, demasiado fuertes.
Como las de mi padre, mi abuela, mi tía
Virginia, mis dos abuelos, mi suegro Joe, mi tía Dora y mi tía Eda, Ray y
Walter Cichon, Bart Haynes, Terry, Danny, Clarence y Tony, mi propia familia
desaparecida de estas casas hoy habitadas por extraños: permanecemos. Permanecemos
en el aire, en las raíces polvorientas y
la tierra profunda, en el eco y las historias, las canciones del lugar y la
época en que hemos vivido. Mi clan, mi sangre, mi lugar, mi gente. Una vez más
bajo la sombra del campanario, allí de pie sintiendo sobre mis espaldas el alma
vieja de mi árbol, de mi pueblo, regresaron a mí unas palabras y una bendición.
Las había canturreado sin pensar, una y otra vez, vestido con mi chaqueta verde,
mi camisa color marfil y mi corbata verde de todos los discípulos reacios de
Santa Rosa. Esa noche acudieron a mí y fluyeron de un modo distinto. Padre
nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros
tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan década día y perdona nuestros pecados como nosotros perdonamos a
quienes nos ofenden, y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal…
a todos nosotros, por los siglos de los siglos, amén.
He luchado toda mi vida,
he estudiado, tocado, trabajado, porque quería escuchar y conocer la historia
completa, mi historia, nuestra historia, y comprenderla lo mejor posible. Quise
comprenderla para librarme de sus influencias más dañinas, sus fuerzas
malévolas, para celebrar y honrar su belleza, su poder, y ser capaz de contarla
bien a mis amigos, a mi familia y a ti. No sé si lo he logrado, y el diablo
siempre acecha a nuestra espalda, pero sé que esta era la promesa de juventud
que me hice a mí mismo y que te hice a ti. Y ha sido mi misión todos estos
años. La he presentado como una larga y ruidosa plegaria, mi truco de magia.
Esperando que hiciese tambalear tu alma para luego ser traspasada a otros, para
legar su espíritu, para ser leída, escuchada, cantada y alterada por ti y por
tu sangre, para que reforzase y ayudase a dar sentido a tu historia. Y ahora ve
y cuéntala ".
Springsteen, Bruce (2016-09-27). Born to Run (edición en
lengua española): Memorias (Spanish Edition) (Kindle Locations 7760-7763). Penguin Random House Grupo Editorial
España. Kindle Edition.
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