LAS PÉRDIDAS DE LAS FAMILIAS CON INMIGRANTES
por Celia Jaes Falicov.
PÉRDIDA AMBIGUA Y MIGRACIÓN
El concepto de "pérdida ambigua" propuesto por la investigadora Pauline Boss (1999) para describir situaciones en las cuales la pérdida es confusa, incompleta, o parcial, es útil para entender la pérdida del inmigrante. Boss describe dos tipos de pérdida ambigua:
1. una es la situación en la cual la gente esta físicamente ausente pero psicológicamente presente (ejemplos son familias con una persona fallecida en la guerra o los desaparecidos políticos, cuyos cuerpos nunca se encuentran). Esta falta de prueba material promueve una continuación de la espera abierta, sin cierre, por mas irrealista que esa espera sea. Los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York demostraron precisamente que en el caso de aquellas familias que recibieron llamados de despedida y expresiones de amor por medio de teléfonos celulares de las víctimas del secuestro aéreo o del derrumbe de las Torres Gemelas, los familiares pudieron aceptar la pérdida más rápidamente, con un mejor cierre, que aquellos casos que aun hoy continúan inconclusos, con esperanza de encontrar alguna huella.
2. En la segunda situación de pérdida ambigua, un miembro de la familia esta físicamente presente pero psicológicamente ausente. (Ejemplos son familias con un miembro que sufre la enfermedad de Alzheimer, o cuando en una familia, el padre o la madre esta emocionalmente aislado por excesivo estrés en el trabajo.)
La migración representa ambos tipos de pérdida ambigua simultáneamente. Por un lado, la gente y los lugares queridos están fisicamente ausentes, y al mismo tiempo, están agudamente presentes en la mente del inmigrante. Por otro lado, la nostalgia y el estrés de adaptación puede dejar a algunos miembros de la familia psicologicámente ausentes, aun cuando se hallen fisicamente presentes.
AUSENCIA DE RITUALES PARA LA PÉRDIDA AMBIGUA.
Quiza por esta peculiar cualidad de ambigüedad, inconclusividad y transitoriedad, la trayectoria de la migracion como transición de vida esta casi vacía de rituales señaladores, o de ritos de pasaje. Los preparativos que preceden la migración pueden tener alguna de las características de rituales, como empacar objetos simbólicos (música, fotos, recuerdos) pero usualmente estas prácticas son más personales que colectivas.
No hay una estructura formal, ni un lugar ni segmento de tiempo designado especialmente para marcar la transición, tratar de trascenderla y proveer un contenedor de las emociones fuertes que todos están sintiendo.
Sólo recientemente caí en la cuenta que hace mucho tiempo atrás, nuestros amigos en la Argentina haíian creado un ritual de despedida para el dia que mi esposo y yo partimos en un barco mercantil desde el puerto de Buenos Aires con rumbo a Estados Unidos. El barco partía al atardecer y nuestros amigos vinieron al puerto a despedirse. Cuando mi esposo y yo ya habíamos abordado y mirábamos hacia el muelle, agitando nuestras manos en gestos de adiós, notamos que todos nuestros amigos habían regresado a sus coches, prendido los faros y en caravana solemne, se movían muy lentamente siguiendo al barco a lo largo del muelle tan lejos como pudieron y comenzaron a sonar sus bocinas fuertemente. Uno de ellos habrá traido un megáfono porque cada uno de ellos comenzó a salir de sus coches y a acercarse al megáfono para gritar:
"Buena suerte, buena suerte, no se olviden de escribir. No se pierdan. No se manden la parte y se vuelvan gringos, che. No se olviden de nosotros. No coman malos hamburgers, apoyen el bife argentino. Digan hola a New York por mi. Háganse ricos y manden plata para acá. Vayan y muestren a nuestro país de mierda todo lo que se puede ser. Y vuelvan, che, no se pierden, en serio, dale, vuelvan, che.
Los dos nos reímos tanto en medio del mar de tantas lágrimas. La despedida en el muelle nos quedaría grabada para siempre como representación de las contradicciones que nunca podrán ser reconciliadas: el unir finales con comienzos; el dolor de la separación unido a la esperanza de un futuro mejor, las amistades que se ahondan pero que también se debilitan…
Sabemos intuitiva y académicamente acerca de la importancia de los rituales como marcadores de transiciones. Sin embargo, hay transiciones para las cuales no se han creado rituales culturales. Un nacimiento abortado representa un futuro que se truncó poco después de comenzar; un divorcio deja a todos con una sensación de lo que podía haber sido pero ya no será posible. Como en el caso del niño adoptado, el termino "país adoptivo" sugiere que había algo que sucedió antes, algo así como el mapa de un territorio futuro que podría haber sido habitado, pero no sucedió. Estas transiciones carecen del beneficio emocional que brindan los rituales culturales.
por Celia Jaes Falicov.
PÉRDIDA AMBIGUA Y MIGRACIÓN
El concepto de "pérdida ambigua" propuesto por la investigadora Pauline Boss (1999) para describir situaciones en las cuales la pérdida es confusa, incompleta, o parcial, es útil para entender la pérdida del inmigrante. Boss describe dos tipos de pérdida ambigua:
1. una es la situación en la cual la gente esta físicamente ausente pero psicológicamente presente (ejemplos son familias con una persona fallecida en la guerra o los desaparecidos políticos, cuyos cuerpos nunca se encuentran). Esta falta de prueba material promueve una continuación de la espera abierta, sin cierre, por mas irrealista que esa espera sea. Los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York demostraron precisamente que en el caso de aquellas familias que recibieron llamados de despedida y expresiones de amor por medio de teléfonos celulares de las víctimas del secuestro aéreo o del derrumbe de las Torres Gemelas, los familiares pudieron aceptar la pérdida más rápidamente, con un mejor cierre, que aquellos casos que aun hoy continúan inconclusos, con esperanza de encontrar alguna huella.
2. En la segunda situación de pérdida ambigua, un miembro de la familia esta físicamente presente pero psicológicamente ausente. (Ejemplos son familias con un miembro que sufre la enfermedad de Alzheimer, o cuando en una familia, el padre o la madre esta emocionalmente aislado por excesivo estrés en el trabajo.)
La migración representa ambos tipos de pérdida ambigua simultáneamente. Por un lado, la gente y los lugares queridos están fisicamente ausentes, y al mismo tiempo, están agudamente presentes en la mente del inmigrante. Por otro lado, la nostalgia y el estrés de adaptación puede dejar a algunos miembros de la familia psicologicámente ausentes, aun cuando se hallen fisicamente presentes.
AUSENCIA DE RITUALES PARA LA PÉRDIDA AMBIGUA.
Quiza por esta peculiar cualidad de ambigüedad, inconclusividad y transitoriedad, la trayectoria de la migracion como transición de vida esta casi vacía de rituales señaladores, o de ritos de pasaje. Los preparativos que preceden la migración pueden tener alguna de las características de rituales, como empacar objetos simbólicos (música, fotos, recuerdos) pero usualmente estas prácticas son más personales que colectivas.
No hay una estructura formal, ni un lugar ni segmento de tiempo designado especialmente para marcar la transición, tratar de trascenderla y proveer un contenedor de las emociones fuertes que todos están sintiendo.
Sólo recientemente caí en la cuenta que hace mucho tiempo atrás, nuestros amigos en la Argentina haíian creado un ritual de despedida para el dia que mi esposo y yo partimos en un barco mercantil desde el puerto de Buenos Aires con rumbo a Estados Unidos. El barco partía al atardecer y nuestros amigos vinieron al puerto a despedirse. Cuando mi esposo y yo ya habíamos abordado y mirábamos hacia el muelle, agitando nuestras manos en gestos de adiós, notamos que todos nuestros amigos habían regresado a sus coches, prendido los faros y en caravana solemne, se movían muy lentamente siguiendo al barco a lo largo del muelle tan lejos como pudieron y comenzaron a sonar sus bocinas fuertemente. Uno de ellos habrá traido un megáfono porque cada uno de ellos comenzó a salir de sus coches y a acercarse al megáfono para gritar:
"Buena suerte, buena suerte, no se olviden de escribir. No se pierdan. No se manden la parte y se vuelvan gringos, che. No se olviden de nosotros. No coman malos hamburgers, apoyen el bife argentino. Digan hola a New York por mi. Háganse ricos y manden plata para acá. Vayan y muestren a nuestro país de mierda todo lo que se puede ser. Y vuelvan, che, no se pierden, en serio, dale, vuelvan, che.
Los dos nos reímos tanto en medio del mar de tantas lágrimas. La despedida en el muelle nos quedaría grabada para siempre como representación de las contradicciones que nunca podrán ser reconciliadas: el unir finales con comienzos; el dolor de la separación unido a la esperanza de un futuro mejor, las amistades que se ahondan pero que también se debilitan…
Sabemos intuitiva y académicamente acerca de la importancia de los rituales como marcadores de transiciones. Sin embargo, hay transiciones para las cuales no se han creado rituales culturales. Un nacimiento abortado representa un futuro que se truncó poco después de comenzar; un divorcio deja a todos con una sensación de lo que podía haber sido pero ya no será posible. Como en el caso del niño adoptado, el termino "país adoptivo" sugiere que había algo que sucedió antes, algo así como el mapa de un territorio futuro que podría haber sido habitado, pero no sucedió. Estas transiciones carecen del beneficio emocional que brindan los rituales culturales.
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