lunes, septiembre 03, 2007

Los niños pobres de las orquestas venezolanas, estrellas en ‘El País’


La prueba es la concentración de niños y jóvenes que forman la orquesta infantil y juvenil este año. Nada menos que 339 han sido seleccionados por todo el país para tocar juntos en Caracas. Rubén Darío Cova se ha encargado de las pruebas y los dirige en sus ensayos diarios, que comienzan a la ocho de la mañana y pueden terminar más allá de las doce de la noche. Acaban sin aliento, con apenas fuerzas para subir a las habitaciones y meterse en la cama después de perfeccionar Los planetas, de Holst, o El cascanueces y la Cuarta sinfonía, de Chaikovski.
Darío Cova ha elegido a quienes han demostrado estar más preparados en 4.810 audiciones a lo largo y ancho de todo el país. Luego es el encargado de dirigir el trabajo en la concentración de este verano junto a 30 profesores más. Sabe dominarlos, buscarles las cosquillas para que den lo mejor de sí. Es sorprendente observar cómo responden. “Son chicos acostumbrados a la disciplina. Tienen pasión, deseo de superación, compromiso, orgullo”, proclama. Con esas características es más fácil controlar un grupo de 339 personas entre los siete y los 16 años, templar toda la energía que despiden y encauzarla en la música. Pero lo logran, y observarlos resulta fascinante, se mueven entre las banquetas y los atriles con un ritmo contagioso.

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