domingo, junio 21, 2015

Una Anecdota que compartir

Un encuentro con la música de Yngswie Malsteen  un sábado de Invierno  por la noche
Por Félix Gómez

Aunque no he sido un seguidor de su música, en un acto impulsivo en diciembre del 2014 compre una entrada  para el concierto  del legendario guitarrista de heavy metal Yngwie Malsteen  para febrero del 2015  en el  teatro pequeño Emmore  en Sydney, El concierto fue suspendido y se postergo mediados de   junio, quizás mi mayor motivación para volver a un concierto de heavy metal después de casi 3 décadas sin ir a uno  fue mis  recuerdos  escuchando  en casa de un amigo su disco Rising forcé a finales de los 80    me impresionaba la velocidad de sus riffs de guitarra y como introdujo la mezcla de música clásica con  heavy metal llamado rock neoclásico , su aporte al mundo del heavy metal son innegables considerado por el Times entre los 10 mejores guitarristas en la historia del heavy metal su virtuosismo como guitarrista está más allá de cualquier discusión. Sin embargo a pesar de todos estos antecedentes  a un mes antes del concierto no tenía mucha motivación de ir finalmente el día del concierto movido por una especie de culpa por haber gastado  100$ en el ticket decidí asistir a las 9pm un sábado frio de invierno y a una hora de mi casa me fui  a  Factory Teather un viejo y pequeño teatro donde se realizó finalmente. El concierto se inició con retraso  en medio de un público mayoritariamente  de cuarentones,  cincuentones casi calvos todos y  ávidos de heavy metal y de el tiempo pasado.  El concierto finalmente se inició  con el maestro de la guitarra haciendo gala de su virtuosismo la guitarra la lanzaba al aire, tocaba con la lengua las cuerdas, sus dedos sencillamente jugaban con la guitarra a una velocidad fuera de este mundo , ante un publico  que entre cervezas y  brazos alzados entraban en trance con el sonido de la guitarra. Sin embargo la calidad del  sonido al  parecer no era lo   esperado por el Sr Malsteen  quien  comenzó a maltratar al joven que ayudaba detrás del escenario junto al técnico de sonido, hasta el punto que  llego a lanzar la guitarra la cual termino en las manos maltrechas del ayudante de sonido quien hiso malabares para que la guitarra no se estrellara contra el piso, los demás músicos de la banda siguieron al lider en cuanto al maltrato y la agresividad. En el fondo la situación  me parecía una parodia trágica cómica entre  viejos  melenudos intentando no perder la paciencia pero finalmente  insultando a los miembros  del  estresado y humillado  equipo de sonido del teatro.
Como en la canción de Marillion, me sentí completamente incomunicado más allá de que no conocía a nadie allí , era la sensación de que ni el músico ni su música me estaban transmitiendo una experiencia creativa o artística  por el contrario sentí que el sonido especialmente de la guitarra me atacaba ,me agredía  me aturdia y  me alienaba. A pesar de que solo habían pasado  23 minutos de concierto en un momento de insight  muy claro para mi  me dije a mi mismo,  Que coño hago yo en este oscuro  antro? recordé entonces una frase de un poema de David Whyte que dice “renuncia a todos los mundos posibles menos al cual tu perteneces “,en ese momento respire profundo y  me abrí paso con fuerza entre la gente molesta  ya que nadie quería moverse  ni darme un espacio para salir ,  cada quien estaba en  su trance  .La última imagen que me quedo del concierto fue las contorciones que hacia Malsteen con la guitarra  mientras daba  un giro para correr  de nuevo al fondo del escenario para insultar de por décima quinta vez  al pobre  asistente de sonido. Al salir del salón sentí una gran libertad como si me hubiera liberado de una prisión voluntaria, al final del teatro un simpático portero maorí de Nueva Zelanda, me pregunto ¿cómo te fue Bro? a lo que le conteste, Oh Man, esto es demasiado ruido para mí, a lo que el hombre me sonrío con complicidad y escucha atenta, creo que estoy envejeciendo hace tres décadas atrás hubiera alucinado con este concierto pero ahora prefiero folk o algo más tranquilo, mejor me voy a casa a prepararme un café, escuchar algo de Pop o que se yo y luego a dormir,  a estas alturas los dos estábamos riéndonos como niños. Esto experiencia me ha dejado una gran lección   a mis 48 he aprendido aceptar mis cambios y a respetar me  los suficiente  como para no estar en espacios a los que yo ya no  pertenezco  aunque tenga  al frente a unos de los mejores guitarrista de la historia del heavy metal, al llegar a mi casa una hora después me esperaba la sonrisa de mi hija y una buena taza  de chocolate caliente , el sonido de la tetera  y el calecfactor  fue el mejor concierto que  escuche esa noche y en mucho tiempo debo reconocer.



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